Charles Leclerc recibió una multa de 10.000 euros por decir la palabra "f*ck" en rueda de prensa, y Max Verstappen tendrá que hacer trabajos comunitarios por el mismo motivo
La FIA ha puesto el foco en el lenguaje malsonante en las últimas carreras. Primero fue Max Verstappen, que tendrá que cumplir trabajos comunitarios y ahora Charles Leclerc, a quien se ha multado con 10.000 euros. Pero, ¿qué pesa más, una infracción del reglamento o decir una palabrota? Los comisarios han puesto en jaque esta pregunta, sobre todo al conocerse las penalizaciones a las que han tenido que hacer frente Lando Norris, George Russell y Lewis Hamilton tras la carrera en Brasil.
La locura se instaló en un Gran Premio de Brasil marcado por la lluvia. El sábado no se pudo disputar la clasificación, y el domingo se juntaron ambas sesiones, incluida una carrera que terminó, o al menos así estaba previsto, en los despachos de la FIA. Había todavía sanciones pendientes de resolver, y tardaron unas cuantas horas en dar por finalizado todos los asuntos, tras reunirse con los interesados y deliberar el mejor castigo para ellos. Pero, a pesar de lo que cabía esperar, el resultado de la carrera no se movió. Las sanciones fueron íntegramente económicas. Vamos a repasar exactamente lo que ocurrió y los motivos de la Federación Internacional.
Lance Stroll se salió de pista en la vuelta de formación y se quedó enganchado. El coche tuvo que retirarse con grúa, por lo que los pilotos debían regresar a la parrilla. La salida estaba abortada... hasta que Lando Norris, seguido de George Russell, Yuki Tsunoda y Liam Lawson, volvieron a dar otra vuelta de formación. ¿Era ese el procedimiento habitual, teniendo en cuenta que se había parado?
Algunos pilotos estaban desconcertados, y así se lo hicieron saber por radio a sus equipos. De hecho, Max Verstappen, que posteriormente arrancó detrás de todos ellos pero desde su 17ª posición, hizo ver a Red Bull que este no era el procedimiento habitual y que deberían haberse quedado parados, algo que se vio perfectamente desde la retransmisión.
Poco después, la FIA sacó uno de sus ya habituales anuncios: la acción de Norris y Russell por un lado, y la de Tsunoda y Lawson, iba a ser investigada. Unas pesquisas que terminaron después de la carrera –varias horas después de que concluyera el Gran Premio, dicho sea de paso– y que acabaron con una sanción de 5.000 euros para los dos británicos y una reprimenda. Incluso cuando se dispusieron a dar una vuelta en pista con la grúa desplegada para poder sacar el monoplaza de Stroll.
"Aunque la señal fue dada correctamente iluminando el panel de luces según lo prescrito y los equipos fueron notificados a través del sistema de mensajería, el piloto abandonó la parrilla y procedió en una vuelta que asumió era una vuelta de formación adicional", han explicado en el documento de sanción.
"Como el piloto estaba en la primera fila de la parrilla, esto desencadenó que los pilotos que estaban detrás tomaran una acción similar. En algún momento, el Director de Carrera, al darse cuenta de que por razones prácticas todos los coches tendrían que hacer ahora una vuelta de formación adicional, dio una instrucción a los equipos para que todos los coches procedieran y regresaran a la parrilla para seguir el procedimiento correcto de salida abortada", han añadido.
Es decir: para ellos, Russell y Norris precipitaron la salida de los dos RB y, por tanto, del resto de pilotos. Ese es el motivo por el que Tsunoda y Lawson quedaron exentos de sanción, y por lo que se volvió a repetir el procedimiento.
Pero hay más. Mercedes modificó la presión de los neumáticos del coche de Lewis Hamilton y de George Russell cuando ya estaban montados. Esto es una infracción del reglamento en su Artículo 30.5 a) –para ser exactos–. Y, en el propio comunicado, la FIA fue especialmente clara: "Normalmente, un incumplimiento de este tipo en una sesión competitiva conllevaría una penalización deportiva, pero no es apropiado en este caso. Sin embargo, esta decisión no debe considerarse como un precedente para incumplimientos similares en el futuro, ya que las circunstancias se consideran únicas".
En cualquier otra circunstancia, esta sanción habría supuesto un castigo a nivel deportivo. Pero no ha sido así en este caso, porque ambos recibieron una sanción de 5.000 euros y se cerró el asunto. Y, para dejarlo bien claro: no sienta un precedente.
¿SON MÁS GRAVES LAS PALABROTAS?
Un par de penalizaciones, que se produjeron en la propia carrera y que infringieron el reglamento que son... ¡más leves que el hecho de decir una palabrota en rueda de prensa! En México, después de quedar segundo, Leclerc –que pidió disculpas al momento, y probablemente eso le rebajó la pena– utilizó la palabra "f*ck" mientras estaba tratando de describir cómo había vivido uno de los momentos más tensos de su carrera –cuando se fue largo, a unas vueltas del final en el Autódromo, y se vio sobrepasado por Norris–. No faltó al respeto a ningún competidor y, sin embargo, ¡tendrá que hacer frente a una multa de 10.000 euros! Bueno, en realidad 5.000 quedan suspendidos a condición de que no haya otra infracción similar en los próximos 12 meses.
"Es política de la FIA garantizar que el lenguaje utilizado en sus foros públicos, como las conferencias de prensa, cumpla con los estándares generalmente aceptados para todas las audiencias y transmisiones. Esto es particularmente cierto en el caso de las declaraciones realizadas por los participantes en los Campeonatos Mundiales, quienes actúan como modelos a seguir tanto dentro como fuera del deporte", han apuntado en su comunicado.
Algo similar a lo que le pasó a Verstappen en Singapur. El neerlandés fue condenado a realizar trabajos comunitarios por una situación muy parecida a la del monegasco. Es más, el propio Leclerc ironizo sobre ello.
¿Le da más importancia la Federación Internacional a usar un buen lenguaje antes que a seguir el reglamento deportivo? Con estas sanciones en la mano, la respuesta se deja entrever, entre otras cosas porque es menor a pesar de no haber seguido correctamente el procedimiento de salida abortada... o haber cambiado la presión de los neumáticos cuando no tocaba. Unos hechos que han sido considerados, finalmente y dadas las circunstancias, como infracciones 'leves'.
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