El director técnico de Mercedes, revelo qué han resuelto los problemas con el nuevo coche.
Los últimos dos años de Mercedes han estado marcados por problemas con el diseño del coche. De cara a esta nueva temporada, el director técnico del equipo, James Allison, cree que han conseguido eliminar los “horribles” problemas de la parte trasera del monoplaza.
Soluciones del W15
El nuevo coche de Mercedes llegó a los test de pretemporada de Bahréin con las expectativas puestas en haber logrado deshacerse de sus errores de las dos últimas temporadas. Una de las mayores dificultades para Lewis Hamilton y George Russell, fue la falta de agarre que les brindó el coche.
Por ello, han decido dejar atrás el diseño de pontones minimalistas que tantos problemas les venía arrastrando desde 2022, para tratar de volver a tener control sobre la parte trasera del monoplaza y encontrar el punto de agarre perfecto.
Le preguntaron a James Allison en Sky Sports F1 sobre si consideraba que han conseguido resolver los problemas del año pasado “Creo que en gran medida lo hemos hecho”.
¿Qué problemas persisten?
A pesar de las sensaciones iniciales, todavía está presente la cuestión del rebote, uno de los grandes rompecabezas para la mayoría equipos, “[Este] sigue siendo un límite contra el que todos los coches en el pitlane trabajarán, hasta que esta generación pase a algo diferente. Así que todavía hay algunos rebotes, con ello podemos hundirnos o salir, aunque estamos comprometidos en buscar lo correcto", confesó.
El director técnico reveló que una de las conclusiones que han podido sacar de las pruebas iniciales es que la “horrible” parte trasera ya no es una preocupación fundamental, como lo ha sido en el pasado.
Sobre cómo ha trabajado Mercedes sus problemas; “Se han tratado principalmente de cambios mecánicos del coche, pero siempre es una unión entre el comportamiento aerodinámico en las curvas y la suspensión”, añadió Allison.
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