sábado, 22 de noviembre de 2025

A.F1-GP DE LAS VEGAS-WILLIAMS: Alex Albon estalla con los comisarios en Las Vegas, "No entiendo cómo nos dejaron seguir"

El tailandés Albon, frustrado tras su 16º y un golpe al muro, critica la decisión de dejar correr en unas condiciones extremas de lluvia y agarre mínimo.

La clasificación de Las Vegas dejó esa clase de imágenes que la Fórmula 1 suele archivar para documentales de dentro de unos años: coches de doscientos millones patinando como si estuvieran calzados con patines de hielo, pilotos soltando exabruptos por radio, y una parrilla que parece salida de un sorteo. En medio del caos, Albon levantó la voz. Y no precisamente para aplaudir a la FIA.

El tailandés, visiblemente frustrado tras un P16 y un golpazo contra el muro que dañó el toe link de su Williams, habló sin filtros. Y tenía razones para estar de uñas: mientras Sainz llevaba el mismo coche hasta un sorprendente y brillante tercer puesto, Albon se vio atrapado en una sesión que —según él mismo— rozó lo insensato.

"Estoy sorprendido de que estuviéramos pilotando, para ser honesto. El aquaplaning en la curva 14 era increíble… era una lotería", resumió.

La noche en que la F1 jugó con fuego (y hielo)

Las Vegas ya es un circuito delicado en seco: asfalto frío, poco grip y rectas interminables donde los F1 apenas pueden agarrarse al suelo. Pero el sábado el guion se retorció: pista empapada, neumáticos de lluvia extrema que casi no cogen temperatura —y que rara vez se usan en la F1 moderna— y visibilidad de videojuego en modo "niebla al 200%".

"La visibilidad era terrible… No hice ni una vuelta sin tener un coche delante a uno o dos segundos", explicó. No exagera. Hubo excursiones, sustos, amarillas y ese punto de caos que suele activar el reflejo de sacar la bandera roja. Un reflejo que, esta vez, la FIA guardó en el bolsillo.

Y Albon, claro, lo señaló: "Quizás deberíamos preguntarnos si deberíamos haber estado pilotando. Podía haber sido bandera roja, quizá podríamos haber parado y reiniciado para evitar algo de la aleatoriedad del aquaplaning".

Turquía 2020, ese trauma compartido

Para que quede claro el nivel del drama, Albon comparó Las Vegas con uno de los momentos más recordados (y temidos) de los últimos años: Turquía 2020, la carrera en la que el agarre desapareció del mapa.

Y aun así, Turquía le sigue pareciendo peor: "Creo que Turquía 2020 sigue por encima, pero esto ha sido severo igual", dijo.

¿Crítica objetiva o frustración por el resultado?

Sinceramente —y aquí entra el análisis inevitable—, las palabras de Albon llevan el sello de la frustración. No había accidentes graves, no había un riesgo inasumible y la sesión, con toda su locura, fue controlada dentro de lo que puede ser una clasificación en lluvia extrema. La FIA, por una vez, decidió dejar correr. Y el resultado fue una parrilla movida, sí, pero también un espectáculo que rara vez vemos en la F1 moderna.


Aun así, Albon tiene un punto: que en una noche donde medio mundo vio coches aquaplanear como barcos a motor, cuesta entender por qué esta vez sí se siguió adelante cuando en otros circuitos se ha parado por menos.

Pero tampoco es casualidad que estas declaraciones lleguen justo después de que su compañero haya salvado la noche para Williams metiendo el coche en el top 3. En condiciones así, la línea entre una vuelta milagrosa y un desastre total es mínima. Y Albon cayó del lado malo.

Lo único seguro es que esta clasificación será recordada. Y que Albon, entre el golpe y el resultado, tenía ganas de decir lo que muchos pilotos pensaron, pero no dijeron tan alto.

La F1 jugó al límite. Y algunos, como él, se preguntan si el show merecía tanto riesgo.

Sea como sea, el domingo aclarará si lo de hoy fue una locura puntual… o una señal de que Las Vegas es, por diseño, una pista que convertirá cada sesión en un lanzarse al vacío.

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