jueves, 7 de septiembre de 2023

A.F1-HISTORIAS F1-Se cumple 48 años del día que el equipo Ferrari ganó todo en Monza.

Pasaron 48 años, el 7 de septiembre de 1975 tuvo lugar uno de los GP de Italia más gloriosos para la escudería roja, de la mano de Niki Lauda, Clay Regazzoni y el Ferrari 312T.

Tal día como hoy hace exactamente 48 años, la Scudería Ferrari disfrutó de uno de sus momentos más gloriosos de su historia en Fórmula 1, no solo por el aplastante fin de semana con el que finiquitaron una excelente temporada, sino por hacerlo delante de su afición, enamorada y enloquecida por asociación entre una marca italiana y un piloto austriaco que daba sus primeros brotes verdes. De este modo, recordamos el fin de semana en que Ferrari hizo la pole, ganó la carrera, el título de constructores y el de pilotos –de la mano de un tal Niki Lauda–, todo en un mismo Gran Premio y además en su feudo, en Monza.

La primera corona de Niki Lauda

Y es que esa próspera temporada fue la también en la que ‘SuperRata’ tuvo su primera gran oportunidad de demostrar de qué pasta estaba hecho y su talento a los mandos de un monoplaza. Monoplaza que a su vez parecía ‘tocado’ por el ingenio como sucede eventualmente, dando lugar a una de las creaciones más innovadoras y prolíficas del equipo de Maranello, como fue el Ferrari 312T. El debut de este modelo se hizo esperar un par de carreras, pero es innegable que esa maduración mereció la pena, puesto que a mediados de temporada Lauda se hizo con 4 victorias y un segundo puesto en 5 carreras, racha que encarriló el título mundial muy a su favor.

Así, el equipo Ferrari y Niki Lauda llegaban Gran Premio de Italia, por ese momento la penúltima carrera de la temporada, con todo a su favor para estrechar el lazo a los campeonatos. El de pilotos estaba servido, pues Lauda solo necesitaba sumar 1 punto para imponerse sobre un Reutemann forzado a ganar las dos carreras restantes de Monza y Estados Unidos. Aunque, como comentaremos más adelante, el título mundial para Niki Lauda ya estaba haciéndose de rogar tras lo sucedido en el Gran Premio de Austria.

De este modo, Lauda y Regazzoni marcaron el ritmo en clasificación, dejando a Emerson Fittipaldi –autor del tercer mejor registro– a casi 1'' de sus inalcanzables tiempos, con un Carlos Reutemann desaparecido allá en la séptima posición. Sin embargo iba al día siguiente en la carrera, cuando se iba a producir el verdadero espectáculo:

Después de unas intensas lluvias que cerca estuvieron de cancelar el Gran Premio de Italia, los pilotos de Ferrari mantuvieron la delantera en una pista ya seca, con un Clay muy superior al del resto de la parrilla. Tan solo Niki Lauda fue capaz de seguir la estela del piloto suizo para deleite de la afición, que veía como se aproximaba el sueño de volver a ganar en casa –no lo hacían desde 1970, curiosamente también con Regazzoni– y de ser campeones tras una larga sequía que duraba ya más de una década.

El resto de la prueba fue coser y cantar para los dominadores coches rojos, que esquivaron todo el caos que abandonos que sucedía por detrás. Tan solo a final de carrera hubo un aumento de tensión con la remontada que se marcó Emerson Fittipaldi con su McLaren, para acabar adelantando a Niki Lauda, a quien poco le importaba ser segundo o tercero. Finalmente Clay Regazzoni se llevó la victoria, con Emerson Fittipaldi segundo y Niki Lauda proclamándose Campeón del Mundo de Fórmula 1, al cruzar la meta en tercera posición. Gracias a este doblete y este renacer esporádico de Clay Regazzoni, Ferrari pudo celebrar ante su afición no solo la consecución del título de pilotos de Lauda, sino también el de constructores; todo ello regado con un dominio asombroso de la cita más importante del calendario para la marca italiana y sus seguidores.

Las imágenes de la celebración muestran el estado de euforia de los aproximadamente 200.000 aficionados que asistieron al evento, que ha acabado por convertirse en una de las carreras más memorables de la historia de Ferrari, y que difícilmente podrá igualarse en la era actual, dada la insólita hazaña que consumaron durante aquella temporada y en concreto en ese glorioso Gran Premio de Italia de Fórmula 1 en Monza.


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