Lo tuvo con Nelson Piquet, su rival y quien se quedó con la corona, durante los entrenamientos del decisivo GP de Las Vegas. Ahí se dañó el chasis con el que Lole se sentía confiado de ganar.
El Gran Premio de Las Vegas de 1981 no es gratamente recordado por la afición argentina por un sencillo motivo: Carlos Reutemann no pudo conseguir el título de la Fórmula 1, que quedó para el brasileño Nelson Piquet. Aunque largaba desde la pole position con su Williams, Lole poco pudo hacer para llegar delante de su rival de Brabham, que era lo que necesitaba para coronarse.
Aunque todos saben muy bien lo ocurrido aquel sábado 17 de octubre en el estacionamiento del Caesar’s Palace, la debacle del santafesino comenzó con un toque, justamente con Piquet, en los entrenamientos del día viernes posteriores a la clasificación que le había dado a Reutemann la posibilidad de largar adelante.
En ese incidente se dañó el chasis 12 de Williams, con el que el argentino se sentía cómodo. Lo había demostrado al dominar la tanda cronometrada y por eso se sentía confiado de obtener la corona.
“Tenía una aceleración notable, trepaba inmediatamente a las 10.600 vueltas. Tenía todo controlado porque el auto me daba confianza”, afirmó Lole en el capítulo 15 del libro Los días de Reutemann de Alfredo Parga. “Yo lo había estrenado en Long Beach y con él había corrido hasta Francia; después lo ponían a nuevo y era mi muletto desde Montreal. Decididamente lo prefería al 17, que estrené en Zolder, que era más rígida y que no me gustaba”.
Reutemann estaba decidido a encargar la definición del torneo con ese chasis 12. De hecho, ya lo había hablado con Patrick Head, el director del equipo, quien quiso convencerlo de lo contrario diciéndole que ese auto era muy viejo (había disputado ocho carreras) y que corría el riesgo de romper los portamazas porque tenían muchísimos kilómetros. “Yo me daba cuenta de que mi proyecto no era de su aprobación, pero íntimamente estaba decidido a correr con el 12. Pero vino el choque estúpido con Piquet…”
Hasta hoy ese incidente solo estaba en la memoria de todos por las palabras de su protagonista, pero el periodista argentino Víctor Pérez Seara, radicado desde hace tiempo en España, lo recordó en un tuit compartiendo un video inédito y ahí se ve claramente el episodio.
“Yo salía de una curva muy fuerte, me encuentro de golpe con el Brabham y sin tiempo para desviarme. Lo toqué y se dobló la parrilla delantera. El auto fue reparado inmediatamente, pero cuando vuelvo a salir advierto que no estaba más, había desaparecido. Ese auto no era la máquina obediente que yo tenía el jueves. No era el auto que me había hecho agradable la conducción. Me costaba un triunfo llevarlo, había cambiado completamente. Contra mi ideal original, no me quedó más remedio que hacerme cargo del 17, que no me gustaba nada”…
Con este nuevo testimonio estas palabras de Reutemann toma una nueva dimensión y surge la pregunta de cuánta responsabilidad tuvo Piquet en esa maniobra, que en definitiva privó al argentino de correr con ese auto en el que confiaba tanto.
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